No lo tomes a mal, nene, pero lo que yo te voy a contar es para que entiendas, no para que sepas puesto que deduzco que si estás transitando esta investigación habrás leído tu buena cantidad de libros de afamados historiadores, de comprobados testigos, de variados caídos del catre, de algún oportunista por qué no, todos ellos con sus mentiras y sus verdades, sus argumentos y sus sanatas; es decir que probablemente sepas muchas cosas de Perón y el peronismo, pero todo eso que vos te crees que sabés, o la mayoría al menos, te lo puedo asegurar, está mal. O mal expresado o mal entendido. Pura literatura, nene. ¿Viste vos la película “Doce monos”? Ahí dicen: “Nada es verdadero o falso, todo depende de la opinión pública”. Te corrijo la frase: “Todo es verdadero y falso, eso depende de tu ideología”. ¿Y de dónde sale tu ideología? De la transmisión oral y de tus lecturas. Y decime ¿viste vos cuánta bibliografía hay de Perón y el peronismo? ¿Cómo definís vos a quién le creés y a quién no? ¿Entendés lo que te quiero decir, nene? El peronismo no es una ciencia exacta. No siempre dos más dos son cuatro en nuestro seno. Te sorprenderías de las matemáticas internas. Hay numerosos antecedentes históricos en los que la suma de los factores terminaron dando saldo negativo. ¿Necesitás ejemplos? Los noventa. Otras, en las que la resta terminó sumando, verbigracia: la derrota del 83. Y hubo otras cuentas en las que cualquier división terminaba multiplicando las variables de la disidencia. No, nene, no, la solución a esa cuenta sacala vos solito haciendo números entre esos panfletos que venís leyendo y tus oportunas conjeturas. Aprendé a sacar tus propias conclusiones y, después de que las saques, ponete del lado que tus convicciones te aconsejen. Peronista no se nace. Hay que aprender a ser peronista. Y si por esas cosas de la idiosincrasia y las nostalgias heredadas, te dejaste engatusar por la zaraza pasional y emotiva, peor para vos. Aunque seguramente dicha flema retórica sentimental te sirva para rendir examen de conciencia y compromiso militante en alguna unidad básica. Hay muchos pavotes que ganan minitas en actos y movilizaciones con esa postura sentimental pero se terminan engolosinando con el primer plato frío que ven arriba de la mesa y cuando llega la hora del baile, están cagados de hambre. Para morfar el plato caliente y llegar al postre tenés que estudiar. Estudiar y militar. Pero si la del peronista emotivo a vos te sirve, usala. Vas a quedar como un duque en algunos barrios pobres y entre algunos ex militantes precoces, luego empresarios, que pegaron el salto económico sin resolver todavía ese molesto problemita de la culpa. Y vas a coger de lo lindo también. Porque cuando las pendejas y los pendejos descubren la militancia, al primero que le entran es al apasionado. Y si encima resulta que venís de una familia peronista, van a estar chochos con vos. Tu viejo va a estar orgulloso. Pero te advierto, ése es un peronismo pour la gallerie. Para la gilada que canta la marcha peronista el 17 de octubre, el 31 de diciembre y cada vez que se gana una elección. Lo que te quiero significar, nene, es lo siguiente: si vos vas a tomarte ese café que te acaban de servir para charlar conmigo, mejor quedate piola y escuchá lo que te voy a decir. Escuchame y anotá. Y te sugiero, te aconsejo, creer todo lo que te voy a decir. ¿Sabés por qué? Porque yo tengo la posta. Porque yo estuve siempre, desde el 17 de octubre del 45 hasta el día de hoy. Y si bien he sufrido contras, repulsas e interdicciones aquí me ves todavía en mitad de la ruta vociferando a quien quiera escuchar mi verdad sobre Perón y el Peronismo. En primer lugar dejame decirte que esta introducta anticipatoria de mi oratoria nació por la ingenuidad que descubrí en tu movida especular reflexiva con el llamado telefónico por el que me contactaste. Ahí, para darte dique de tu enfoque nacional y popular, pretendiste darme cita en el “Café de los Angelitos”. Bravo por un lado. Ser tanguero te acerca al ser nacional, a lo más profundo de esta tierra latinoamericana forjada con el trabajo criollo y de la masa inmigratoria, luego justicialista. Agendate esto: Todo acto del homo sapiens, por nimio que sea, conlleva una tendencia, una postura político social, esto vos lo sabés, me lo demostraste con tu citación en ese café emblemático tan arraigado a la cultura del tango. Vos me citaste ahí para que yo tradujera tu ser nacional desde el lugar que elegiste para nuestro encuentro. Pero desde ya quiero decirte que te equivocaste fiero, nene, porque sentaste ante mí un concepto equivocado, distinto al que querías que yo leyese y te lo paso a explicar para que entiendas mi manera de pensar, no para que sepas. Si al final de esta charla terminás sabiendo algo no va a ser porque me hayas escuchado con atención copernicana ni porque hayas leído unos cuantos manuales ideológicos sino porque supiste discernir entre una cosa y la otra. “El Café de los Angelitos” hoy, aquí y ahora (no cuenta lo que simbolizaba hace 70 años) representa, como tantos otros boliches de tango for export, uno de los últimos resabios del colonialismo cultural más patético y decadente. La poderosa maquinaria de fermentación foránea, las grandes corporaciones, los dólares y euros, aun en recesión, pretenden digitar nuestra cultura, en este caso, nuestro tango. Ellos ponen un montón de tela para ver en esos lugares el tango de tarjeta postal, el tango muerto, el que no evoluciona, el que representó un tiempo que ya pasó y que traba la rueda sin dejar lugar al nuevo tango. Porque la vida, el tango, la política son consecuencia de su tiempo. Mirá nene, en mi barrio, al lado de mi casa, vive un violinista, gran violinista por lo que le escucho cada día cuando practica, entrado en años ya, él labura de lunes a lunes en una de estas tanguerías for export para turistas, el muchacho ahí gana bien, vive bien, pero cada vez que nos encontramos en el boliche de la esquina a tomarnos un fernet para hablar de las cosas de la vida, no sabés cómo me llora ese pobre muchacho recordando sus frustrados sueños de artista. Gardel representó los treinta, Troilo y Pugliese los cuarenta y cincuenta, Piazzolla los sesenta. Néstor y Cristina son el peronismo de hoy, no de ayer ni de mañana. ¿Me seguís, nene? Esos pelafustanes de billetera gorda, por supuesto que complotados con cipayos nacionales, quieren no sólo digitar nuestro tango sino impedir su desarrollo, quieren dejarlo abroquelado en un punto muerto, quieren escuchar “La cumparsita”, “El firulete”, “El choclo” y “Naranjo en flor” para que nuestra música se quede ahí, para que no evolucione. Porque si nosotros seguimos evolucionando al paso que venimos nos van a terminar devolviendo las Malvinas con pedido de disculpas y besos en la frente. Por qué mierda te creés vos que declararon al Tango Patrimonio Cultural de la Humanidad, para quitárnoslo. Ahora resulta que el tango es de todos. Saben que nuestra cultura es poderosa. Saben que somos un pueblo culto y creativo. Animate vos a declarar al Jazz Patrimonio Cultural de la Humanidad y te aseguro que en el primer semáforo que se detenga tu motoneta los yanquis malparidos te van a chorear primero los sanguchitos de miga, luego la merienda, el postre, la bebida, para finalmente quedarse con todos los pozos petroleros de zonas adyacentes. Por eso cuando vos me dijiste de vernos por el barrio del Once y en ese bar emblemático yo te dije: “No. En el ‘Café de los Angelitos’, no. Ahí no. Si querés charlar conmigo vamos a ‘La Perla del Once’”. ¿Es menester que te cuente por qué en “La Perla del Once”? ¿Oiste vos hablar de “La balsa” y de Tanguito y de la batalla de guerrillas musical que le dio el Rock Nacional a las canciones en inglés que acababan de invadir Vietnam? ¿No, no? Ojo que con esto no quiero poner en dos veredas opuestas al tango y al rock. Si me mal interpretás sos un zapallo. Y si me llamaste a mí para que te hable de Perón, vos de zapallo no tenés naranja. Vos sos un pibe inteligente y me vas a entender. Ya te habrá quedado claro que yo vengo del Nacionalismo. Yo arranqué a militar en la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios allá por los cuarenta y luego en la Alianza Libertadora Nacionalista. Ahí militaba junto con Rodolfo Walsh, quien a pesar de haber participado con nuestra agrupación en el 17 de octubre del 45 no se hizo peronista como nosotros. Tuvieron que pasar la Libertadora y los fusilamientos de los compañeros para que le cayera la ficha de quien era Perón y cuando lo mataron, pobrecito, cayó haciendo la ve de la victoria. Nunca es tarde para descubrir lo que significó Perón para la masa trabajadora. Algunos comunistas argentinos y otros tantos socialistas acaban de descubrirlo con Néstor y Cristina, pero hasta ese momento acompañaron sin despeinarse uniones democráticas amparadas por EEUU, golpes de estado y persecuciones a la masa trabajadora. Si, la masa, me gusta decir la masa porque la masa tiene vida, no es una entelequia. La masa se auto protege, dignifica y retroalimenta. La masa late en cada corazón. Y en este bendito país la masa es peronista. Pero si la masa se llegara a estancar en un rincón oscuro, sin solcito mañanero, sin aire puro y fresco y sin un buen panadero que la moldee a imagen y semejanza del deseo popular, te llenás de grumos, te pudrís, te cubrís de hongos y sos comida pa´ las bestias del capitalismo salvaje. Pero mientras la masa exista, el pueblo está a salvo. Sí, por supuesto, el 17 de octubre lo hicimos nosotros. Yo, mis compañeros y un par de millones de grones más, claro. Con Rodolfo Walsh y conmigo también militaba Darwin Passaponti, el primer muerto del Peronismo. Jauretche y Scalabrini Ortiz estuvieron pero se quedaron tomando un café en “La Cosechera”, que estaba justo enfrente de la “London” en Avenida de Mayo y Perú. Leopoldo Marechal fue uno de los pocos intelectuales que llegó hasta la plaza. Aquel día glorioso, cuando nos desconcentrábamos de la Plaza de Mayo, marchábamos felices, satisfechos porque el Coronel Perón estaba libre y comenzaba a comandar la lucha del pueblo en busca de sus reivindicaciones más elementales y todo a través del fervor y la decencia democrática. Nosotros fuimos a la plaza para apoyar al Coronel Perón en su revolución. Porque aquel 17 de octubre del 45 en el que todos los trabajadores fuimos héroes, estábamos haciendo una revolución. Otra palabra no sirve para describir lo que fue aquello. El Coronel Perón nos había hablado a la masa que palpitaba orgullosa de su lucha, y cuando pasábamos por la puerta del diario Crítica, nos dispararon salvaje y cobardemente. Ya por esa época la prensa dominante estaba dominada a su vez por la oligarquía transnacional y los imperios ingleses y norteamericanos. El 17 de octubre del 45, desde el diario Crítica (y te lo repito a propósito para que entiendas, porque ese pasquín tenía fama de popular pero estaba transido de asesinos como ves), dispararon directamente sobre los trabajadores, sin metáforas, con balas de verdad, como lo hicieron en el 55, 56 y 76 a través de los milicos hijos de una gran puta matadores de hermanos. Cayó al ladito mío Darwin Passaponti víctima de un certero tiro en la cabeza. Unos días antes había escrito este poema premonitorio, escuchá:
Quiero cruzar la vida
Con la luz del rayo
Que el espacio alumbra
Seguro de no vivir más que un instante
Seguro de no morir debilitado
Así como el rayo
Corto, breve y soberano
En aquella jornada la vida me tiró para que ataje su primera lección demoledora. Ahí me formé y por ese caminito sigo. Pero vayamos a Perón que es para lo que me citaste. ¿“Yo conocí a Perón” se va a llamar tu libro? Perfecto. Pero tené cuidado porque hay mucho mitómano suelto. Si les creés a todos tu libro va a terminar siendo más un relato de ficción que un compendio testimonial. La gente habla hasta de lo que no sabe para figurar. Pero para que la figuración perdure y no se embarulle en un atolladero sin salida hay que saberla, haberla manyado, haberla padecido y haberla vivido. Piné, eso es lo que hay que tener, piné. Buscalo en el diccionario si no sabés, no te lo voy a explicar ahora. Yo lo tengo al piné, así que andá tomando nota. ¿Cómo hacemos? ¿Citás un acontecimiento y te lo desarrollo? ¿Preguntás y te respondo? O si preferís tirá alguna data tal cual la hayas leído que yo te la desmiento. Yo estoy acá para desmentirte todo. ¿Entendido? Ok. Te atosigué. Voy por donde me parezca, entonces. Revuelvo el bolillero de mi cabeza y te escupo las imágenes tal cual vayan saliendo. Poné dos puntos. Abrí comillas, escribí y dejate llevar por estas cosas que voy a decirte sobre un solo hombre. Estas cosas, no estas palabras que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra: Perón. Para tu desacademicismo evidente te advierto que acabo de parafrasear a Jorge Luis Borges, antiperonista de los mejores pero un gran poeta. Y para anticipar a un poeta es menester citar a otro.
Perón no fue militar ni político. Perón fue un poeta de la realidad. Tenía la sensibilidad de un poeta, de un artista y por eso logró transformar el oscuro escenario argentino de la década infame en el paraíso de los trabajadores.
Perón tenía una pinta que rajaba la tierra. Gina Lollobrígida se volvió loca con Perón cuando vino al Festival de Mar del Plata en el año 1954. ¿Nunca viste vos aquella foto de Perón caminando al lado de Gina Lollobrígida totalmente en bolas? No te imaginás el bolonqui del infierno que se armó con aquella foto. Claro que fue una foto trucada. La gilada decía que había sido la prensa gorila para desprestigiar al General pero para mí fue pergeñada desde el mismo aparato de prensa de la diva. Puro marketing.
Ava Gardner fue otra que lo perseguía. Vivían en el mismo edificio en España antes de Puerta de Hierro. La diva se lo quería empernar al General y como éste no le daba bola porque ya estaba con Isabelita, es que salió a difamarlo diciendo que Perón había enloquecido y que salía todas las tardes al balcón del edificio con los brazos en alto como si le hablara a una multitud imaginaria.
¿”Arizona”? ¿Quién te dijo esa pelotudez? Mirá si Perón iba a fumar cigarrillos rubios. No te digo yo que está lleno de mitómanos. Biógrafo, nene, puro biógrafo. Perón fumaba “Particulares fuertes”, cigarrillos negros. Cada vez que un compañero viajaba a España tenía que llevarle varios kilos de yerba y una buena provisión de “Particulares”.
¿De Racing? ¿Pero vos a mí me ves cara de troglodita? ¿A qué biblioteca vas? ¿Por qué no aflojás con los sánguches de salame, nene? Perón era de Boca. La gilada decía, y por lo visto lo siguen diciendo, que Perón era de Racing porque el estadio racinguista se hizo con guita del gobierno peronista y porque Cereijo decidió nominar al estadio académico con el nombre de “Juan Domingo Perón”. Pero Perón, y esto me lo dijo el propio General en los pasillos de la Casa de Gobierno, era de Boca Juniors. Es más, una vez me dijo que de no haber sido de Boca, él hubiera dicho que era de Boca porque la mayoría del pueblo argentino es bostero.
La única que enfrentó al imperialismo después de Perón y antes de Néstor y Cristina, fue Isabelita, sin embargo los medios y buena parte del partido, la transformaron en un monstruo vaya uno a saber por qué. Y me chupa un huevo ser el único que lo dice. Tengo las pelotas bien puestas para decir lo que pienso. López Rega era un loco, un boludo, que llegó a España porque Perón necesitaba un secretario privado, alguien que no saliera nunca de su casa. Después el Brujo se la creyó y su locura mutó en perversidad.
Se lo critica a Perón por haber elegido a Isabelita como vicepresidenta y yo te digo y te sentencio que haber elegido a Isabel fue la mejor elección que pudo haber hecho ¿sabés por qué? porque Isabelita era la única, junto con Cámpora, que nunca lo iban a traicionar a Perón. Cuando se anunció la fórmula el propio General me dio a mí, que laburaba en Prensa de la presidencia, el comunicado diciendo que él la había formado durante 18 años para la conducción. Decime vos ¿quién comandó la movida en Mendoza cuando Vandor quiso hacerle la cama a Perón poniendo su propio candidato a la gobernación allá por el 65? Isabelita, ella solita hizo toda la movida. Así que de mi boca no saldrá ninguna palabra en perjuicio de Isabelita. ¿Los macabros decretos previos al Golpe? A la pobre Isabel, que estaba con unos cólicos, una úlcera o un dolor de muelas, no me puedo acordar ahora de todo, nene, la obligaron a tomarse licencia y la mandaron a Ascochinga. Ahí la tuvieron en una especie de cautiverio mientras Luder, que ya había transado, firmó aquellos famosos decretos que dejaron la puerta abierta para que el poder se trasladase a las fuerzas armadas.
¿Qué sabía que se moría? Otra mentira. No señor. Perón hubiera podido tirar unos cuantos años más de no haber sido por aquel viaje que hizo al Paraguay para desembarrar las negociaciones por la Represa Hidroeléctrica de Yaciretá y para devolver trofeos de la Guerra de la Triple Alianza, la más grande barbaridad histórica que perpetró la República Argentina contra nuestros hermanos paraguayos y en favor de la corona inglesa de la que éramos colonia y ante quien respondía Bartolomé Mitre y toda aquella junta de secuaces vendepatria. Llovía aquel maldito 6 de junio de 1974 en Paraguay, llovia y no paraba de llover, y el General ahí paradito con sus 78 pirulos aguantando el frío que lo chamuscaba, cumpliendo el mandato de una reivindicación histórica que merecían nuestros hermanos latinoamericanos. Esa lluvia paraguaya lo mató a Perón.
Yo entré al nacionalismo por las Malvinas. Cuando Perón destruye a todas las corporaciones inglesas yo ratifiqué mi nacionalismo y me hice definitivamente peronista.
De Perón y la Iglesia que digan lo que quieran pero una de las pocas visitas que hizo Perón en su primera vuelta del 72 fue acercarse hasta la Capilla Cristo Obrero de la Villa de Retiro, hoy Villa 31, para encontrarse con el Padre Carlos Múgica, un verdadero sacerdote latinoamericano.
Perón era muy tanguero. Amigo de Manzi, de Discépolo, de Hugo del Carril. Me contaba que en su época de agregado militar en Chile, solía cantar tangos en las reuniones protocolares acompañado en guitarra o en piano por su primera esposa, Potota Tizón. También que lo conoció a Gardel. Parece que fue en una reunión repleta de conservas que eran los que habían apadrinado al Mudo a lo largo de toda su carrera. Perón, que por esa época era Capitán, se acerca con su porte elegante a Gardel y le pide si no podía cantar su tango favorito “Dónde hay un mango viejo Gomez”. Gardel, que fue el inventor del marketing tanguero, lo llevó a un aparte y le explicó “Vea mi Capitán, yo soy quien soy, de alguna manera, gracias a esta gente del partido conservador. Sería desubicado y desagradecido de mi parte cantar un tango que habla mal de los que cortan el bacalao”.
¿El Tuerto Di Sarli? La Orquesta de Di Sarli era de sus favoritas pero el Tuerto era muy gorila. Es más, al Tuerto le hicieron fama de yeta sus propios compañeros de orquesta porque retaceaba siempre la paga a sus propios músicos. No quería pagar los aumentos, no quería pagar a los sindicatos, un ortiba dirían los pibes de hoy día.
El mismo día que muere Discepolín, el 23 de diciembre de 1951, Perón firmó un decreto por el cual el Teatro Presidente Alvear pasó a llamarse Teatro Enrique Santos Discépolo. La Libertadora repuso el viejo nombre. Una ordenanza municipal del 73 volvió a llamar Enrique Santos Discépolo a la sala de calle Corrientes, hasta que Cacciatore, en el 78, derogó dicha ordenanza y todo volvió a foja cero. Alguien debería ponerse a la cabeza de esta reivindicación artística popular. Yo no tengo nada contra Alvear que fue quien nombró a un adelantado como Mosconi, pero estamos hablando de un teatro, templo del arte, cuna de artistas no de políticos. Pero claro, la ciudad de Buenos Aires es cuna de gorilas. Señoras y señores paquetes que van al teatro pero jamás se sienten identificados con los bárbaros burgueses que son parodiados en las mismas obras que ellos aplauden. Porque son brutos. ¿Escuchaste alguna vez aquel monólogo radial de Discépolo a Mordisdquito? “Yo no lo inventé a Perón ni a Evita ni a su doctrina. Los trajo en su defensa un pueblo a quien vos y los tuyos habían enterrado en un largo camino de miseria. Nacieron de vos, por vos y para vos. Esa es la verdad”. Es lo que decía también el Gordo John William Cooke “El peronismo es el hecho maldito del país burgués”. ¿Sabés vos en qué casa vivió y murió Enrique Santos Discépolo? Callao 765. ¿Y sabés vos qué hizo este gobierno municipal de incultos, brutos e incapaces como homenaje en esa cuadra? Puso un baldosón de dos metros con la letra de una canción de Ricardo Arjona. ¿Te pensás que es joda? Andá. Pasate una de estas tarde por la esquina de Callao y Córdoba.
Y ya que estamos con el tango y el ser nacional te quiero decir una cosa más relacionada con nuestra música y la marabunta transnacional que pretende aún hoy colonizarnos. Algo que me acabo de acordar de la película que te cité hace un rato “Doce monos”. Película del Imperio Americano con ese carilindo de Brad Pitt y no me acuerdo quién más. ¿Vos la viste? La película transcurre en el futuro. De ciencia ficción la cinta. ¿Sabes vos de quién es la música de esa película? De Astor Pantaleón Piazzolla. Música de tango. La música del futuro. Si nos dejan.
El presente relato forma parte del libro Yo conocí a Perón de Luís Longhi.