Ella fue por esa vez mi héroe vivo,
bah… fue mi único héroe en este lío.
La más linda del amor que un tonto ha visto soñar
metió mi rock and roll bajo este pulso.
“Esa estrella era mi lujo”, ¡Bang! ¡Bang! Estás liquidado, 1989
Preludio
Se terminó una época y empieza otra. Lo que está en discusión es qué características tiene esta nueva etapa y quiénes son los que toman las decisiones.
Quizás, el solo hecho de ser tituladas como ricoteras denote el anacronismo de estas aguafuertes; un anacronismo que no es aplicable al otro componente del título de esta nota ya que, pese a la sentencia de muerte firmada por enésima vez en nuestra historia, el peronismo demostró que sigue siendo un actor central de la política argentina.
Queda poco tiempo para que se defina quién es nuestro próximo presidente, pero parte del mapa político quedó claro el domingo pasado. La victoria en la provincia de Buenos aires y las principales intendencias del conurbano da cuenta de este diagnóstico inicial.
I. Luzbelito y las sirenas (Luzbelito, 1996)
El hecho maldito sigue siendo maldito con las características que esto implica en el aquí y el ahora de esta transmodernidad periférica, aparentemente blindado hacia afuera respecto de un supuesto republicanismo gorila -cada vez más envejecido- y, hacia adentro, de sus propias miserias que son casi una parte constitutiva del mismo.
La vida sin problemas es matar el tiempo a lo bobo. Sergio Tomás, que es el nombre con el cual poco a poco muchos integrantes del Movimiento Nacional y Popular empezaron a nombrar al candidato a Presidente Massa -lo que no es poco significativo luego de toda el agua que corrió bajo el puente todos estos años-, se ganó el respeto definitivo de muchos de los actores de la política en el último año, desde que agarró la famosa papa caliente.
El ministro de Economía asumió la jefatura del gobierno en este tramo y puso al Peronismo como actor competitivo, de manera inesperada incluso para alguno de los propios. La unidad del Movimiento Nacional en los días que siguen tiene que estar enfocada en la disputa por la presidencia de la nación, subordinando el resto de las disputas existentes a la principal. Primero la Patria. Después el Movimiento. Por último los hombres. Y las mujeres. La primera condición imprescindible para que exista la posibilidad de tener una revancha de este mal gobierno, del que todos somos en parte responsables, es dar por superada esta etapa con todo lo que ello implica y cambiar el chip de cara a esto que comienza, mucho más pragmático y menos romántico que lo que conocimos en las últimas décadas.
II. Unos pocos peligros sensatos ( Gulp!, 1985)
Lo que históricamente fue percibido como cierta labilidad de Massa hoy parece haberse transformado en una de sus principales virtudes, de cara al actual contexto. La capacidad de diálogo con los buenos, los malos, los del medio y hasta los extraterrestres se transformó en un valor en una Argentina que tiene un futuro promisorio si se logran acordar ciertos parámetros de acumulación y distribución hacia adentro, y cierta neutralidad y capacidad de movimientos autónomos hacia afuera. Pero no hay que confundir esto con tibieza. De esa experiencia estamos saliendo y sabemos que a ese lugar no queremos volver. Hay que ser realistas. El Peronismo históricamente fue garante de la continuidad institucional de nuestro país, con diversos ropajes, desde el retorno democrático a la actualidad. Hoy lo que está en juego es si nuestro Movimiento sigue ejerciendo ese rol; para hacerlo tiene que tener la capacidad de arbitrar entre intereses tan diversos como los de los desposeídos, los trabajadores registrados, los empresarios nacionales y hasta parte del llamado círculo rojo.
La segunda condición para que la coyuntura actual tenga un desenlace a nuestro favor, al menos en el mediano plazo, es que nuestro candidato y eso que representamos sean el eje ordenador de la política y la economía argentina, en un frente de gobierno parecido al que construyó Néstor en sus primeros dos años de gobierno.
Todos los actores sociales, políticos y económicos de este país saben por experiencia que el Peronismo es la única posibilidad real de orientar esta nueva etapa histórica, en este punto tan complejo, de manera medianamente ordenada. Si vos cuidás que tu animal no nos muestre libremente lo que ya sabe del cuento de la muerte. Nadie quiere más escatología y el candidato de La Libertad Avanza expresa un salto al precipicio que ni nuestra clase dirigente ni nuestro pueblo se puede dar el lujo de dar. Sergio Tomás es, debe ser, el yerno que toda suegra quiere tener. La línea divisoria es entre una mínima previsibilidad y el precipicio, entre la normalidad y la locura. Nuestro candidato es ideal para una etapa de estas características.
III. Buenas noticias (Lobo suelto, cordero atado, 1993)
La dinámica de gestión cotidiana que asumió el ministro-candidato con posterioridad a las PASO es el camino. La devolución del IVA. La eliminación del impuesto a las ganancias. Políticas pro-activas y mercadointernistas. Peronismo, que le dicen. Ese camino se debe profundizar y parece una decisión tomada.
Llegan buenas nuevas de los escondidos, de los convalecientes para los sonados. Nuestro sujeto histórico, para existir como actor, primero tiene que ser concebido. No podemos resignarnos a que parte de nuestros naturales representados atenten contra sus propios intereses de la manera que ciertos sectores lo hicieron; ahí tenemos que volver. El Peronismo tiene que abrazar al conjunto de los sectores subalternos como paso inicial para ser eje de un gobierno más amplio. Tanto Massa como el Peronismo tienen que mirar ese nuevo actor social, derivado de la pandemia, y tener una política específica; no podemos ponerlos nosotros en la vereda de enfrente.
Esta dinámica de salto hacia adelante permanente, que modifica el escenario y las correlaciones de fuerzas, es un tercer elemento que combinado con los dos anteriores va dibujando un escenario que debe expresar mayorías.
IV. Vamos las bandas (Vencedores vencidos, 1987)
No hay que dormirse en los laureles. La película todavía está siendo proyectada y nosotros somos actores decisivos de la misma. La militancia no puede descansar. Sea como sea. En las mesitas. En recorridas. En las redes. En los grupitos de whatsapp. Somos 24/7 evangelizadores de la candidatura de Sergio Tomás.
La elección general la dieron vuelta los candidatos, pero también la dio vuelta la militancia. Esta remontada épica no hubiera sido posible sin los colectivos, que con mayor o menor formalidad, forman parte de ese entramado social que es la militancia y sus periferias. Los gobernadores jugaron bien. Los intendentes jugaron bien. Los sindicatos jugaron bien. El aparato funcionó en su conjunto. Pero sin la militancia todo ese aparato habría vuelto a ser una cáscara vacía, como sabemos que lo puede ser.
Algo aprendimos de 2015; y esta vez, por suerte, nos dimos cuenta antes. Esa dinámica no puede detenerse. De la militancia depende, entre otras cosas, parte de lo que suceda en los próximos días.
¿Y cuánto valen satélites espías y voluntades que creés haber sitiado? El escenario está en movimiento; vamos a comernos mil operetas en los días que siguen, pero no tenemos que bajar los brazos de ninguna manera. El estado de ánimo es decisivo para poder construir una mayoría que impida que la Argentina retroceda cien años.
Coda
Hay que arrinconar al adversario, hay que llevarlo a la esquina del ring y no dejarle más opciones que la resignación a perder por KO o caer en la vergonzante decisión de tirar la toalla. Tenemos que forzar un escenario más parecido al de 2003 que al de 2015 Los próximos días se define el futuro presidente de la Argentina y es mucho lo que está en juego. También tenemos algunas certezas más que las que teníamos hace apenas unas semanas: el Peronismo sigue vivo.