EL SÍNTOMA
Milei ganó la PASO del anti peronismo y eso le alcanzó holgadamente para ser electo presidente en el ballotage, lo cual es muchísimo decir en una sociedad donde decir peronismo significaba mayoría electoral.
La victoria de Milei, dentro de un mar de incertidumbre, alumbró dos certezas, la potencia del hartazgo transversal (tanto geográfico como social) por la prolongada crisis en la que vive el país, y la centralidad de los intercambios digitales visuales vía smartphone en la construcción del sentido común y en los códigos de la comunicación política (el peso de los 60 millones de líneas de celular para 46 millones de argentinos).
Esos dos elementos fueron determinantes para imponer una lectura sobre lo que estaba en juego en la elección. El profesionalismo y la “voluntad de ser” de Sergio Massa candidato, no pudieron contra el Sergio Massa ministro de economía de un gobierno que fracasó en resolver la crisis heredada. Así las cosas, el fenómeno Milei significa un síntoma. Un no va más. Un ruego crispado para que alguien remodele o haga explotar la casa común, pero sin tocar las cuatro paredes de la pieza propia. Si debe ser con ajuste y con sangre; que sea. Porque en la pira de los sacrificados todos entienden que el ajuste es el otro. Un otro, planero ontológico, que algo habrá hecho.
LUNA DE MIEL O BAÑO DE REALIDAD
Los tirones iniciales por la conformación del gabinete abren un interrogante que podemos simbolizar actualizando aquella consigna electoral de mediados de los 70: ¿“Milei al gobierno, Macri al poder”? Aún es temprano para saberlo.
M&M tienen pretensiones políticas propias y caminos y medidas que puede ser divergentes, pero quedan pocas dudas de que ambos se someten al arbitrio de los intereses del capital financiero que ordenará (en más de un sentido) el derrotero de esa alianza según le convenga. La tragicomedia de enredos de renuncias sin nombramientos oficiales y el magro resultado del viaje a EE.UU. en jet privado de lujo incluido, fueron un feroz baño de realidad para el panelista furibundo devenido en presidente.
Paradójicamente, por otra parte, todo parece indicar que como en un efecto dominó, detrás de ese orden (de dependencia financiera) se irán encolumnando, no sin negociaciones, otra parte del espectro político y económico del país. A días de la asunción ya hay voluntades actuando solapadamente (y no tanto) en ese sentido.
Construir un nuevo orden es un problema político y a la vez el problema de la política es siempre el problema del orden. La aparente tautología se resuelve, en última instancia, a través del desafío de articular fuerzas en torno a la figura de la enemistad política, de señalar quién queda afuera y adentro del juego.
La definición del adversario/enemigo es, parafraseando la exitosa muletilla de Milei, “siempre y en todo lugar” condición de posibilidad de la unidad política. El desplazamiento de “la casta” a “el kirchnerismo” fue, ya en el ballotage, un inteligente y pragmático movimiento de su parte. Pero el orden no lo construye el que quiere sino el que puede. Y para muestra basta asomarse, en otro dramático baño de realidad, a lo actuado luego del video para Twitter de CFK del 18 de mayo de 2019.
Por eso, un interrogante central para lo que viene es ver si los exitosos votantes que eligieron remodelar o dinamitar la casa común aceptarán que la estanflación de dos años anunciada por el presidente electo no tenga otra víctima propiciatoria que ellos mismos. La idea de “sufra hoy para gozar mañana”, esa adaptación laica de la promesa religiosa de un paraíso luego de la muerte, no parecería machear bien con este presente permanente de la cultura digital.
DANCING TRISTE POR LOS PAGOS DE HENRY DE SALTREY
Continuando con las imágenes religiosas, dentro del peronismo se da el beneficio del perdón a casi todo, pero hay dos pecados capitales que no se perdonan si se tiene la pretensión de conducir; dejarse traicionar y perder elecciones. Es por eso que nos aventuramos a adelantar que el movimiento nacional entra en una etapa compleja. Goya supo decir que el sueño de la razón produce monstruos, nosotros sabemos que el peronismo sin conducción también puede crearlos.
Sus próximos pasos serán en el purgatorio. Ese lugar similar al infierno, pero a diferencia de éste, no eterno sino temporal, creado por el monje inglés Henry de Saltrey, quien lo describió en un texto del siglo XII (Tractatus de Purgatorio Sancti Patricci) como un lugar dispuesto para la posibilidad de redención de los fieles.
No será un camino fácil únicamente por la derrota electoral; sino porque anterior y detrás de ella hubo una derrota política. Lo dijimos anteriormente en este espacio: la sociedad no perdona que el partido de resolución de la crisis no acierte a resolverla. Pero lo paradigmático es que la realidad parece decir que no se puede resolver la crisis profunda de la Argentina sin fundar un nuevo orden.
Y aquí y ahora, más allá de las posibilidades reales de concretarlo y de todas las opciones políticas, la única que hizo una propuesta refundacional y revolucionaria fue La Libertad Avanza. Una revolución conservadora, pero revolución al fin. Una apuesta discursiva mayor a salir del empate estratégico por la vía del mercado, el ajuste y la aceptación de la desigualdad social. Un menemismo del siglo XXI sin el marco internacional de la victoria de la unipolaridad y el fin de las ideologías de los 90.
En aquellos 90, la conmoción de la crisis económica del alfonsinismo hizo posible que la sociedad aceptara y luego celebrara las políticas neoliberales. Para que eso fuera posible, la convertibilidad neutralizó los tremendos efectos desorganizadores de la vida causados por una inflación desbocada. Más adelante se sabría a qué costo. Las voces que intentaron una alerta temprana fueron fantasmas inaudibles en el desierto de lo real.
VIENTOS DE CAMBIO
La perplejidad, la incertidumbre y el silencio de la dirigencia frente a un futuro gobierno que ganó prometiendo un ajuste son significativas y recuerda a aquel aturdimiento de los primeros años del menemismo, pero también impacta la velocidad con la que ocurren los acontecimientos. El tiempo es superior al espacio. Y la acción política y reivindicativa haría bien en internalizar esa enseñanza que nos recuerda el papa Francisco. Hay debates largamente postergados a los que les llegó su momento. La derrota horizontaliza y rompe diques de contención. Nadie debe sentirse ofendido.
El éxodo del peronismo por el desierto de la derrota sin un Moisés que lo conduzca ocurrirá al mismo tiempo que M&M buscarán convertir el éxito electoral en cambio de época: El desafío es enorme porque ¿Cuántos años puede existir una montaña antes de que sea borrada por el mar? Bob Dylan nos recuerda que Las respuestas amigo mío, están soplando en el viento. Nos aferramos a la esperanza militante de que ese viento sea el viento de la historia y que su sustancia sea el pueblo en movimiento.