Por Martin Luengo* y Natalia Roche**
Lo primero que debe saber un turista cuando visita la ciudad de Lincoln, noroeste de la provincia de Buenos Aires, es que fue denominada la “Capital Nacional del Carnaval Artesanal” por el Congreso de la Nación a partir de la sanción de la Ley N.º 27.404 en 2018.
Uno de los principales atractivos del carnaval son los motivos de cartapesta, muñecos creados en base a engrudo, pedazos de papel, globos y telgopor que colman los 800 metros del recorrido. La técnica se instaló en 1928 de la mano de Enrique Urcola, que la aprendió de un grupo de italianos en los talleres de escenografía cuando trabajaba en el Teatro Colón.
Más sobre Lincoln; Arturo Martín Jauretche nació allí el 13 de noviembre de 1901. En su homenaje, esa fecha fue declarada Día del pensamiento nacional en el 2004.
Arturo Jauretche, que estudió el arquetipo de la clase media en su libro El medio pelo en la sociedad argentina, sostenía que quienes no querían que los pueblos fueran fuertes y desarrollados pretendían naciones tristes. Para este pensador y escritor político, los pueblos tristes nunca pueden construir su destino.
“El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”, afirmaba Jauretche.
En un contexto donde algunos líderes políticos, comunicacionales y culturales se muestran destructivos y deshumanizados, el carnaval es agua en el desierto para un sector social que está solo y espera.
Si en el Cosquín Rock algunos artistas agitaron el clima con un discurso de alto voltaje político, los artesanos del carnaval son los disruptivos del pueblo, los primeros trabajadores. Con el resultado del ballotage a la vuelta de la esquina y una economía en punto muerto, el ajuste nacional es el tema favorito en varios motivos carnavalescos.
Mientras el presidente Javier Milei y su séquito de seguidores profundizan sus escraches contra artistas y músicos, muchos acusan recibo y responden. ”Esto que somos los argentinos, esta unión que genera el arte, la música, la cultura, nadie nos lo va a sacar jamás”, sostuvo Lali Espósito en Córdoba.
En tanto, el cantante de Rap, Dillom, redobló la apuesta y realizó un cover de Sr.Cobranza (canción de Las Manos de Filippi) donde entonó que ”a Caputo en la plaza lo tienen que matar”.
En Lincoln la grieta es más invisible. La imagen del Presidente de la Nación –se supone aún- goza de buena salud. Algunos artesanos no ven con malos ojos el ajuste económico-social que lentamente se encamina hacia el interior de la Provincia de Buenos Aires. Otros, en tanto, no se alinean a un discurso light y vuelcan su inconformismo en sus trabajos.
El Carnaval conserva desde hace décadas las míticas cantinas con sus parrillas que ofrecen menús económicos. La comida popular todavía es cultura e identidad. Un sándwich de carne asada durante horas a leña, un choripán, o algún cono de papas fritas a la madrugada, es otra experiencia trascendente.
Una simple observación nocturna sirve para corroborar que las cantinas son una comunión social. Para el chef y escritor, Anthony Bourdain, las comidas hacen a la sociedad.
El Carnaval de Lincoln es una fuente inagotable de ingenio popular y artesanos y artesanas con juicios de valor. Hay para todos los gustos
Resignificación de los Carnavales federales
Las expresiones de carnaval a nivel federal tienen una impronta particular en cada región de nuestro país. La diversidad cultural se expresa en instrumentos como los sikuris, el festejo del “desentierro del diablo” y las ceremonias propias de los carnavales andinos. Además están las comparsas y carrozas del litoral; las cuerdas de tambores y batucadas de los carnavales rioplatenses y los platillos, bombos, bailes y trajes típicos de las murgas porteñas.
En las calles se celebra el encuentro, la organización colectiva y la participación comunitaria. Las expresiones de carnaval con sus canciones, bailes, estandartes, trajes y carrozas representan discursos políticos y espacios de protesta y lucha para la transformación de la realidad.
Durante la última dictadura cívico militar se buscó silenciar y prohibir expresiones que supieron resistir. En el 2011 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner decretó la restitución de los feriados de carnaval en nuestro país. “Esta reivindicación es un fenómeno cultural profundo, con fuertes connotaciones con la cultura de nuestro país, -los carnavales- son patrimonio cultural”, sostuvo la entonces mandataria.
*Licenciado en Comunicación
**Gestora Cultural Pública, docente y Diseñadora Industrial