Pocas cuestiones han suscitado tanta controversia en los últimos años como la estación espacial china en la provincia de Neuquén. La disputa geopolítica entre China y los EEUU es lo que obviamente tiene como telón de fondo toda esta discusión, y como no podría ser de otra manera, esta se materializa, entre otras, con la mal llamada “base china”. La polémica es sobre la naturaleza de la estación. ¿Qué clase de fines tiene, civiles o militares? Por lo pronto los cuestionamientos provienen de las autoridades estadounidenses. El Almirante Craig Faller, el anteúltimo jefe del Comando Sur estadounidense, el comando operativo militar designado para monitorear política y militarmente a América Latina y el Caribe, excepto México.
Según Faller “La presencia china y sus actividades en la instalación del observatorio del espacio profundo en la Argentina también son preocupantes (…) Beijing podría estar violando los términos de su acuerdo de que conducirá actividades civiles y podría tener la capacidad de monitorear y potencialmente apuntar a objetivos de Estados Unidos, sus aliados y socios en actividades espaciales”. Estas declaraciones fueron presentadas en un informe al comité de las fuerzas armadas del Senado estadounidense. La siguiente comandante del Comando Sur, la generala Laura Richardson, también se pronunció al respecto durante su informe al mismo comité en el año 2023. Según la generala “China también ve a la región como clave para expandir su dominio espacial y mejorar sus capacidades militares”.
Para la generala hay “por lo menos 11 instalaciones espaciales chinas en cinco países de la región (…) que le dan a Beijing capacidades de rastreo y vigilancia”, y concluye que, “esto incluye una estación de espacio lejano en Argentina que es manejada por una agencia subordinada al Ejército de Liberación Popular”. Por el lado de la representación política y diplomática estadounidense en nuestro país, el embajador Marc Stanley también realizó unas declaraciones recientemente. En estas, también busco instalar la duda sobre las actividades de la estación espacial. Stanley aseguró sentirse sorprendido porque “la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quien sabe qué”.
Por eso, para dilucidar el fondo de la cuestión vamos a ver, en primer lugar, cual es la naturaleza de esta estación, que se puede hacer en ella o no, que convenios y leyes se han firmado al respecto.
Los primeros convenios se firmaron en el 2012, entre la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) y la CLTC (Agencia Estatal China de Lanzamiento y Control General de Satélites). En este convenio se sentó un acuerdo de cooperación entre estas dos entidades al que luego fue integrada la provincia de Neuquén cinco meses mas tarde, y en otro convenio, en el marco del Programa de Exploración de la Luna, el planeta Marte y otros cuerpos celestes y el desarrollo de la Red de Comunicaciones del Espacio Lejano de la Republica Popular China. El propósito, según el convenio es el de “la implantación de las instalaciones de seguimiento terrestre, comando y adquisición de datos, incluida una antena para investigación del espacio lejano en la provincia de Neuquén, Argentina”.
Ya en el año 2014 se puso a consideración del Congreso de la Nación la aprobación de una ley nacional, la 26123 que les daba a estos acuerdos un alto grado de institucionalidad y de transparencia. El acuerdo de cooperación es sobre “La Construcción, el Establecimiento y la Operación de Una Estación del Espacio Lejano de China en La Provincia de Neuquén, Argentina, en el Marco del Programa Chino de Exploración de la Luna”. Ese mismo año, el 18 de diciembre la Cámara de Senadores trata y aprueba la ley, mientras que diputados lo aprueba en febrero del 2015. En la ley se especificaban todos los puntos ya tratados en los anteriores convenios los que iban a regir el establecimiento de la estación en nuestro territorio.
Uno de los puntos más importantes, y por eso cuestionado, fue el tiempo de duración del acuerdo, de 50 años. Pero un año antes, en la provincia de Mendoza, en la localidad de Malargüe fue establecida y construida una estación espacial similar, la ESTRACK, de la Agencia Espacial Europea, un organismo integrado por 22 países de Europa. Esta estación tiene el mismo tiempo de duración para la cesión de los terrenos en donde construyó su estación de observación espacial y jamás fue cuestionada. No es la única casualidad, también figuran en ambos convenios la cesión del 10% del tiempo del uso de las instalaciones a científicos argentinos.
Otra de las objeciones es que el gobierno de Cristina Kirchner cedió soberanía en la firma del acuerdo. Pero una de las formas en las que se manifiesta la perdida de la soberanía es en la ley que rige para la aplicación de los acuerdos. Y en este caso podemos ver que en los artículos rige la ley argentina. En su artículo 3, la ley 27123, sobre la “Vigencia y Aplicación de la Normativa General” prescribe que “El Gobierno de China llevara a cabo sus actividades en Argentina de acuerdo con las leyes y reglamentaciones nacionales de la Argentina, las leyes y reglamentaciones de la Provincia de Neuquén”. En cuanto al régimen laboral en su artículo número 5 dice que “Las leyes laborales (…) del presente acuerdo se regirán por la ley del lugar de ejecución del contrato”, es decir nuestro país. Y “en todos los casos” el poder de policía en materia laboral y de seguridad e higiene “Argentina ejercerá las potestades correspondientes”. Un último acuerdo se realizó durante el 2015, durante el gobierno de Mauricio Macri, que en realidad fue una adenda en la que se volvía a confirmar el uso con fines pacíficos de la Estación.
Otra acusación sobre la Estación es que la misma seria una base militar, pero su falsedad es fácilmente demostrable. Está ubicada cerca de la localidad de Bajada del Agrio, en unos terrenos de 200ha cedidas a la CONAE, pero las instalaciones solo ocupan un espacio algo menor a 5 ha. Consta de 2 antenas, una de 35 metros de diámetro y la otra de 13,5 metros, y de dos edificaciones, una de estas en donde se realizan las operaciones, y la otra en donde quedan los científicos que trabajan en la estación. También hay una cocina y un gimnasio. No hay instalaciones que permitan albergar ninguna clase de equipamiento militar, ni tampoco hangares en los que se puedan guardar aviones o vehículos militares. En la estación trabajan cinco científicos chinos y la seguridad, que antes era realizada por una empresa de seguridad privada, ahora es provista por la policía de Neuquén.
Tampoco es cierto que no se pueda acceder a la estación y que guarde un secretismo sospechoso, desde el 2019 la CONAE ha invitado a diferentes organismos científicos de investigación a presentar proyectos que requieran de la utilización de las instalaciones. Ese 10% de la utilización del total del tiempo de la estación ha sido aprovechado durante el 2023, por instituciones como el Instituto Argentino de Radioastronomía, el Observatorio Argentino Alemán de Geodesia, el Instituto Argentino de Tecnologías en Detección y Astropartículas, y el Instituto de Astronomía y Física del Espacio. No solo esto, sino que científicos de la CONAE y el ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) realizaron más de 40 visitas a las instalaciones y no pudieron encontrar indicios de que su uso fuera más allá de las actividades espaciales. Igualmente, y por presiones de EEUU, el gobierno de Javier Milei condujo una última inspección hace solo un par de días atrás.
Ahora vamos a pasar al por qué de las protestas de los norteamericanos. En primer lugar ya vimos que la instalación de antenas generaron una reacción que denunciaba capacidades de rastreo y vigilancia. Y esto tiene que ver con la capacidad china, desde nuestro territorio, de acceder a su red de satélites. Y estos satélites tienen que ver con varias funciones, tanto civiles como militares. Como dijimos, China tiene como una de sus prioridades la búsqueda de llegar a la Luna y a Marte, con sondas dirigidas desde la Tierra como con misiones tripuladas. Uno de los objetivos que se plantean ambas potencias es la de llegar a establecer una base permanente cerca o en el lado oscuro de la Luna. La estación espacial fue clave en las misiones al lado oscuro de la Luna con las sondas Chang’e 4 y 5, a las cuales se les van a agregar las 6,7 y 8, entre este 2024 y el 2028. También serán de apoyo a las misiones de las sondas Tianwen 2, 3 y 4, las cuales recogerán muestras en un asteroide, en Marte y llegar hasta Júpiter y Saturno. Estas misiones están buscando diversos tipos de minerales en el suelo lunar, e inclusive rastros de agua.
En su última misión la Chang’e 5 envío rocas para su análisis en los laboratorios chinos, y en las que parece haberse encontrado restos de agua en forma de hielo. Esto confirmaría lo que ya otras misiones al satélite han confirmado, que grandes porciones de hielo se encuentran en las zonas cercanas al Polo Sur lunar y en el lado oscuro. Estos lugares tienen sombra perpetua, y por lo tanto de más posibilidades de formación de hielo debajo de la superficie. Según cálculos realizados por los científicos chinos, en la Luna podrían encontrarse alrededor de 270 mil millones de toneladas de agua. El Hidrógeno y el Oxígeno, cada uno por su parte, podrían proporcionar el combustible para los cohetes. Oro, platino, helio-3, hierro, titanio, aluminio, silicio, calcio, magnesio, carbono y nitrógeno son algunos de los minerales que se encuentran en la superficie lunar. Lo importante de esto que es que brindaría la posibilidad concreta de establecer una base sustentable con colonos para que una futura misión a Marte parta desde allí.
La segunda cuestión tiene que ver —y están ampliamente relacionadas— con el acceso a la extensa red satelital que viene poniendo China en órbita desde hace ya varios años. El gobierno de la Republica Popular China solo admite que la Estación espacial es para el uso de sus antenas con los satélites relacionados a sus misiones espaciales a la Luna y a Marte, pero eso no quita que pueda tener acceso a la red de satélites que componen su sistema de lo que es conocido como GNSS, Sistema Satelital de Navegación Global. Desde el año 2000, China ha comenzado a poner en órbitas satélites destinados a la construcción de su propio sistema GPS, llamado BeiDou. GPS es el Global Positioning System, creado por los EEUU en 1978, derivado de los primeros programas de navegación terrestre de los años 60, como el Omega y el Transit. Estos sistemas fueron creados esencialmente para uso militar, pero como casi todas estas invenciones su aplicación fue pasándose al ámbito civil.
La decisión china de dejar de depender del sistema estadounidense se dio por dos incidentes a mediados de la década de los 90. Uno de ellos fue el sucedido durante la Tercera Crisis del Estrecho de Taiwán, cuando se estaba por realizar la elección a presidente y China sospechaba de las intenciones independentistas del candidato del Kuomintang, Lee Teng-hui. Como advertencia la RPC lanzó tres misiles de advertencia sobre la isla, perdiéndose el rastro de dos de ellos. China alegó que los EEUU interrumpió la señal del GPS. De esta forma, el gobierno del PCCh entendió que no podía depender de infraestructura crítica dominada por una potencia global como los EEUU, y debía desarrollar su propia red para ganar autonomía estratégica. En una nota publicada en el medio chino Xinhua, de Gao Wencheng se expresa claramente: “La red BeiDou, una importante infraestructura construida y operada independientemente por China, puede satisfacer mejor las demandas de seguridad nacional y desarrollo económico y social del país”, y agrega: “también puede proporcionar servicios más estables y confiables, así como una alternativa al Sistema de Posicionamiento Global de propiedad estadounidense para usuarios globales”.
Los servicios prestados por esta aplicación en el campo civil y comercial son conocimos como PNT, posicionamiento, navegación y sincronización y se aplican en actividades como el registro de tierras, la agricultura de precisión, la construcción digital, gestión y seguimiento de vehículos y barcos, navegación aerocomercial, gestión de ciudades inteligentes y la gestión de puertos con inteligencia artificial, entre otras. China ha ido ganando mercado en estos segmentos con esta tecnología debido al mayor desarrollo e inversiones. Mientras que EEUU solo tiene 31 satélites en órbita para su GPS, China ya posee unos 58, con cobertura global y aún más precisa que sus principales competidores.
La red de estaciones terrestres que China tiene dedicadas a las operaciones de este sistema son 120 en todo el mundo, mientras que las de EEUU solo alcanzan a 16. Y aunque parezca increíble, dos de estas estaciones se encuentran en Norteamérica, una de ellas, según el medio South China Morning Post, en el centro de los EEUU. También tiene presencia en países aliados de EEUU como Australia, Japón y Canadá. Pero no solo esto, sino que uno de los usuarios del BeiDou son las FFAA’s estadounidenses. Un general norteamericano se refirió a que los aviones espías del Comando de Combate aéreo utilizan este sistema como respaldo del GPS. Esto es posible gracias a un convenio de interoperabilidad entre EEUU y China firmado en el 2017. China ha estado ganando mercados rápidamente, sobre todo en Asia, Medio Oriente y África, y ha creado una cadena de valor que, a partir del 2021, es completamente nacional alrededor de toda esta tecnología de navegación satelital. La nueva Iniciativa de la Franja y la Ruta, conocida como “La Nueva Ruta de la Seda” le ha proporcionado la oportunidad de exportar este sistema a través de la “Ruta Digital de la Seda”. BeiDou tiene hoy una participación del 25% en el mercado de GNSS, con ganancias estimadas en 71.300 millones de dólares en 2022 y espera ganancias de hasta 155 mil millones de dólares para el 2030.
La red BeiDou está integrada desde el 2014 a la red militar china, aquí es en donde radica el malestar de los EEUU con respecto a la estación espacial en Neuquén. Si China tiene acceso a los satélites de este sistema entonces tendrá acceso al manejo de sus sistemas de misiles guiados, convencionales, hipersónicos y/o nucleares intercontinentales con una red totalmente independiente de EEUU, y directamente en su área de seguridad, que es el continente americano. También le permite tener lo que se conoce como “mando y control” militar de sus fuerzas armadas de forma autónoma. Esto le permite saber todo el tiempo en donde están sus propias fuerzas y realizar movimiento de tropas con total precisión. No menos importante es la capacidad de conocer los movimientos de las tropas de sus adversarios, la ubicación precisa de sus bases y la localización precisa de blancos enemigos en el caso de un conflicto armado. Todos estos sistemas integrados a su red de 5G y la inteligencia artificial le pueden dar a China una ventaja estratégica, para disuadir a sus adversarios y limitar sus posibilidades de un contraataque.
¿Pero tenemos realmente la posibilidad de saber si las sospechas de EEUU, y lo que replican los medios occidentales acerca de la Estación Espacial es realmente así? Una pista la puede aportar un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre, en el cual se indica que las antenas de 35 metros de diámetro operan en varias bandas del espectro radioeléctrico. La que se encuentra en Neuquén, es como dijimos, de este diámetro, y opera en tres bandas, S, X, y Ka. Según el informe, todas tienen aplicaciones civiles, pero las bandas X y Ka también se utilizan en aplicaciones militares tales como “inteligencia, vigilancia y reconocimiento, mando y control”, en el caso de la X, y “radares de puntería de corto alcance en aviones”, en la banda Ka. En todo caso esto también es válido para la antena de la estación espacial europea en Malargüe, que podría tener el mismo uso para los sistemas de misiles de EEUU y los países de la OTAN.
Al igual que en la guerra fría, donde nuestro país fue uno de los escenarios en el conflicto entre la URSS y los EEUU, la Argentina no va a poder evitar ser un campo de batalla en la nueva disputa por la hegemonía global entre China y EEUU. De hecho, ya lo es hace varios años, y a medida que pasa el tiempo se va sintiendo cada vez más, y en más campos. No solo, como en este caso, en el campo espacial, sino que también en el nuclear, el militar, el económico y el financiero. Todos en busca de la influencia política que les de un mejor posicionamiento en esta disputa.
Excelente análisis. Sirve como punto de referencia para cualqjuier debate sobre la base china en Neuquen