El presidente de los argentinos y los gobernadores expresaron la necesidad de comenzar las obras de dragado del Canal Magdalena, las cuales integran el último proyecto de presupuesto e integraron el de dos años atrás. También muchos intendentes, concejos deliberantes, empresarios y sindicatos las solicitaron. El proyecto Vicentin requería de un sistema logístico libre de injerencia extranjera en la navegación nacional. Lo requiere todavía un proyecto argentino para una economía al servicio de la comunidad.
La caída de las concesiones del Puerto de Buenos Aires trajo el debate sobre una nueva logística del comercio exterior multimodal del que las vías navegables implican más del 90% del transporte de mercancías. Luego vino el fin de las concesiones menemistas del canal troncal de navegación, mal llamado Hidrovía Paraná–Paraguay y del Puerto de Quequén–Necochea, principal puerto cerealero de la provincia de Buenos Aires.
El Estado neoliberal sigue vivito y coleando. La caída de las concesiones es contemporánea del agotamiento de un menemismo sobreviviente en el sistema de transporte de mercancías del comercio exterior, padre de la elusión fiscal y el contrabando, que presenta ya síntomas de agotamiento.
Se necesitan puertos argentinos y barcos argentinos en flotas para el mercado interno y para el comercio de ultramar. Sin el Canal Magdalena no es posible completar cargas en puertos del Mar Argentino en el Atlántico Sur. Tampoco es posible el negocio de los barcos con bandera nacional que conecten el frente marítimo argentino con la cuenca del Plata.
Soberanía en el comercio exterior o saqueo
Vaca Muerta es una gran esperanza. Habrá en el mar una estación gasificadora, a la altura de Bahía Blanca, para abastecer embarques hacia Europa del gas tan necesario hoy para los pueblos que están sufriendo una guerra. Además, Quequén–Necochea vive una transición administrativa que lo puede convertir en el principal puerto cerealero nacional. El Puerto de La Plata (Berisso y Ensenada) está preparado para cientos de miles de toneladas en contenedores y para maximizar los embarques de combustible hacia el norte argentino y el mundo.
Vender nuestras mercancías estratégicas al exterior sin logística propia, a través del puerto extranjero de Montevideo —de diseño geopolítico inglés, en el que se abastece a barcos británicos de Malvinas a través del canal de Punta Indio pagado por nosotros, los argentinos sometidos colonialmente—, es un disparate digno de ser agregado a las zonceras argentinas de Arturo Jauretche.
Geopolítica británica y del capital multinacional. Llaves de la dependencia
Las bajantes del Paraná de los últimos años obligan al Estado a repensar el sistema de transporte naval. Por otro lado, fue anunciado el dragado en el sector superior de la cuenca, sobre el río Paraguay, por parte del cuerpo de ingenieros del ejército norteamericano. Aguas arriba y abajo, se generan check points, llaves o embudos contra Argentina respecto del manejo soberano del cabotaje y la administración de los propios recursos naturales. Jaque mate al tramo argentino, que además está plagado de puertos, amarraderos y estaciones de embarque de empresas extranjeras, multinacionales, cerealeras y mineras que se llevan los productos de nuestra tierra a cambio de pocos beneficios criollos. El Canal Magdalena es una llave de acceso estratégico y soberano a una de las regiones productivas de alimentos, minerales y recursos energéticos más importantes del mundo para asegurar nuestro crecimiento y soberanía.
Hay una estructura de tarifas de peajes nueva en el canal troncal de navegación. El Canal Magdalena otorgará al sistema de navegación nacional un significativo ahorro de costos y más puestos de trabajo que se abrirán en la costa bonaerense por la demanda de servicios navales, agencias marítimas y alistamiento de los buques. Además, este nuevo canal pensado para catorce metros de calado (profundidad) permitirá a la Argentina recuperar su autonomía portuaria, dándole a la Ensenada de Barragán el rol estratégico de ser el puerto de aguas profundas fluvial que siempre debió tener y que fue pensado como alternativa de un sistema federal portuario, luego de la federalización de la ciudad de Buenos Aires y su puerto unitario.
A la Argentina la apartaron del mar luego de la guerra de Malvinas. Además de prohibirle un instrumento para la defensa adecuado a semejante territorio, la obligaron a dejar de pretender su presencia soberana atlántica a través de su marina mercante y sus puertos adecuados, que la proyectan inclusive hasta la Antártida. El enclave de Malvinas depende del Río de la Plata para su abastecimiento que, como dijimos, provee Montevideo.
Hay inflación, que es otra forma de sometimiento. Los precios de los alimentos requieren con urgencia hacer que el transporte de productos sea más económico. En definitiva, ¿gobernamos para una Patria Justa, Libre y Soberana o no?