Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo (Francisco, 2013).
Ustedes son constructores indispensables de ese cambio impostergable; es más, ustedes poseen una voz autorizada para testimoniar que esto es posible. Ustedes saben de crisis y privaciones… que con pudor, dignidad, compromiso, esfuerzo y solidaridad logran transformar en promesa de vida para sus familias y comunidades (Francisco, 2020).
Algún día deberíamos investigar sobre la relación entre las pascuas y la Argentina, ya que nuestros abriles suelen estar marcados por sucesos de los que estaremos hablando durante años. En este año, esta pascua nos encontró con el paso a la inmortalidad de Francisco I (Jorge, para los amigos).
Esta semana a todos nos atravesó el corazón, por la tristeza y la desesperanza que nos deja que el único que era lo suficientemente corajudo para denunciar las miserias del sistema global dejo nuestro plano terrenal, pero de alguna forma, a través de las anécdotas, de las lecturas, de las homilías y de los escritos encontramos esperanza, esa luz que nos lego para seguir formando un mundo más justo.
Francisco no sale de un repollo bien sabemos, el mismo nos dijo que nos riamos en la cara de quienes creen que los héroes nacionales ya pasaron, y aunque no haya visitado nuestro suelo en sus años de pontificado algo lo ató siempre al fin del mundo: era típicamente argentino; lo vemos en cada palabra, en cada gesto, en cada expresión, en su profunda solidaridad, en su sed de justicia, en su mirada de ternura a los más pobres y su misericordia por las periferias (las geográficas y las sociales). Esta argentinidad estuvo desde el inicio de su papado, sin ir muy lejos, en evangelii gaudium, nos trae sus cuatro máximas: El tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto, la realidad es mas importante que la idea y el todo es superior a la parte; el dato curioso es que estas máximas tienen una raíz criolla: su origen esta en una serie de consejos que brindo Juan Manuel de Rosas a Quiroga cuando tuvo que gobernar La Rioja.
Ese curita del bajo Flores jamás perdió su esencia, y su logro mas grande es la sencillez. Hablando mal y pronto, Francisco no invento nada, sino que llevo en carne propia el evangelio y predico con la Doctrina Social de la Iglesia en la mano, lo cual requiere de una gran valentía en los tiempos que corren; convengamos que en momentos donde la filosofía del gobierno es “la virtud del egoísmo”, hablar de comunidad es revolucionario.
Francisco irrumpe en la historia en un siglo XXI conflictuado, que con cada año que paso iba a volverse mas oscuro: hambre, guerras, endeudamientos millonarios, migrantes sin hogar, una pandemia, la hiper conectividad y el abandono del espíritu. Frente a todo esto nos propuso hacer lío, un lío que implicaba hacer comunidad, que era encontrarnos entre nosotros y predicar con las acciones, mas que con las palabras, y quizá sin saber el impacto que generaría formo millones de peregrinos en el mundo, y logro sembrar en miles de argentinos distanciados de la iglesia una genuina curiosidad por semejante cambio anunciado.
Jorge cambio la vida de millones de jóvenes, por un lado de aquellos a los que le abrió el camino a la fe desde sus sacramentos en los barrios de Buenos Aires y por otro a los que les mostro que la Iglesia puede ser algo distinto: a esa generación que creció con la ley de matrimonio igualitario, el cupo trans y más tarde le toco salir a las calles con las primeras movilizaciones del Ni Una Menos y la lucha por el aborto legal, Francisco les mostro el lado mas humano de la Iglesia y elegio acompañar: puso mujeres en el gobierno del vaticano, hablo en más de una ocasión a favor de los derechos de las personas homosexuales y permitió que cualquier cura pueda dar el perdón a quienes abortan, para que a ninguna mujer católica le nieguen nunca mas la comunión en ninguna parroquia. Otra vez, no hizo mas que seguir la palabra del evangelio, un texto fundamentalmente de mujeres: recordemos que Jesús dijo “que tire la primera piedra quien esté libre de pecado” para defender a una mujer, que fueron las mujeres quienes lo acompañaron hacia la cruz, se quedaron con el en su muerte y encontraron el sepulcro vacío para llevarse la misión de anunciar la buena nueva. A esta agenda que ciertos sectores quieren desmerecer tratándola de progresista, Francisco le ofreció respuestas concretas, como a la vez alzo la voz para denunciar los atropellamientos a nuestra casa común, ojo, sin caer en la superficialidad de la agenda 2030, sino para cuidar el desarrollo humano integral.
Muchas de sus palabras y acciones han llevado a gran parte del campo nacional y popular a afirmar que Francisco era peronista, pasa que a quienes nos gusta el justicialismo tendemos a querer que las personas que queremos sean también peronistas, pero resulta que nuestro Papa mas que peronista era un gran predicador de la Doctrina Social de la Iglesia, la Doctrina que le dio pie y fundamento al peronismo para que una de sus máximas sea “la felicidad del pueblo”, y que por lo tanto sin ella no hay “grandeza de la nación” posible.
Esta doctrina social comienza con León XIII y la Rerum novarum que introduce la moral en la economía social, insistiendo en el deber del Estado de intervenir en el campo social y económico para protección de los que no tienen defensa y explicitando que es derecho de los obreros asociarse para la defensa de sus justas reivindicaciones. En la encíclica, León XIII diagnostica una crisis de valores y expone una fuerte crítica tanto al capitalismo como al socialismo, y da cuenta del rol social de la Iglesia como solución a tal conflicto, contraponiéndose al planteo cientificista de la época. Es una doctrina que busca dar respuestas a los grandes problemas de nuestro pueblo, aunque estas no son su fin último, son un medio para llegar a la enseñanza social que quiere dar la iglesia, respecto de la dignidad del hombre, la imagen de Dios y el cuidado de derechos inmutables. En este sentido podemos distinguir lo que Marechal en “Megafón o la Guerra” (el libro favorito del Papa) llamaría la batalla terrestre y la batalla celeste: tenemos una parte práctica, ya que la Doctrina Social de la Iglesia es dinámica y contiene un discurso práctico, su objeto no sólo es contemplar sino que también es efectuar, hay algo a realizar y formas concretas de hacerlo, y por otro lado está su batalla celeste que tiene que ver, justamente, con los fines de ese discurso práctico que, a diferencia de las acciones, es inmutable y supera al espacio.
Lo audacia de Francisco fue poner en dialogo estas batallas terrestre y celeste, para poder ser duro con los fuertes y así dotar a una institución tan antigua como la Iglesia de frescura, para que hasta quienes no comparten el misterio de la fe se acerquen a ella al menos a ver que es lo que sucede cuando un argentino que trabajo siempre por su pueblo y sus hermanos llega a lugares de representación.
Toca aclarar acá que aquellas acusaciones contra Bergoglio hechas por esbirros del poder real acerca de su rol durante la última dictadura cívico militar son falsas y solo buscan ensuciar la imagen de un pastor que hizo lo mismo que hicieron las madres de plaza de mayo: exigirles a las autoridades de aquella dictadura por sus hijos. Bastos testimonios hay de todas las personas que salvó Bergoglio en esos años, atentando incluso contra su propia integridad. Es importante destacar que en aquella dictadura además de perseguir a los obreros peronistas hubo una persecución feroz contra catequistas e integrantes de la Iglesia que no quisieron ser cómplices de semejante brutalidad, he allí también la explicación de por que a buena parte de la iglesia que “sobrevivió” juzga a Francisco cuando vieron que no seria un aliado de ellos en contra de los gobiernos populares.
Estos días fueron eternos, el desamparo y la sensación de vacío fue agobiante, quienes somos “Franciscanos de Francisco I” lo sobrellevamos entre mates, mensajes y abrazos con quienes compartían la misma sensación. A la hora de hablar de él una realmente no sabe por donde empezar porque hay mucho para decir de cada gesto que tuvo, desde el viaje a Lampedusa, a sus zapatos, sus caras, sus mates compartidos y sus berretines, pero creo que todos elegimos hablar de su sencillez porque es lo mas argentino que tiene: saber como dar grandes peleas con escarbadientes (y, por supuesto, ganarlas).
A quienes no lo han leído, los invito a buscar sus encíclicas, a abrirse al mundo con el que nos permitió soñar y a descubrir el misterio del poliedro. A quienes dicen que no realizo cambios de fondo, que aprovecharon estas fechas para ser unos inoportunos y ser hasta irrespetuosos con la fe popular, ojalá que algún día puedan darse el lugar de conocerlo y ser también ustedes testigos, para que la Argentina y el mundo se inunden de discípulos de Francisco I, y que ya nunca más la Iglesia pueda darse lugar a correrse del mensaje del evangelio.
exclente mirada Sofi. Gracias por el aporte para seguir oensando a Jorge (Francisco)