“Los pasos que emprende la CIA para tomar en sus manos un periódico son, junto a drásticas aspiraciones de los titulares, de características tan específicas que es posible identificar la mano del servicio secreto. Cuando se emprende la ofensiva propagandística, con sabotajes económicos, terrorismo paramilitar, y otras actividades psicológicas, desplegadas con el concurso de otras dependencias de la CIA, entonces se puede decir con seguridad que se ha puesto en marcha una operación”, escribió Fred Landis[1] en 1982[2].
En ese caso, Landis describe una buena parte de lo actuado en Chile, cuando el Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU. había escogido a ese país en 1974-75 para estudiar las operaciones secretas de la CIA.
A Landis le correspondió ir a estudiar diversos periódicos latinoamericanos; “pero en ninguno pude encontrar nada como lo que hizo El Mercurio entre 1970-1973 en Chile”. También como algo similar citó al Daily Cleaner de Jamaica, que en 1980 experimentó el mismo cambio que El Mercurio de Chile.
Durante el proceso de apropiación de los medios se registran, además de despidos de periodistas no comprables o no manejables, la sistemática aparición de noticias ficticias, ignorando todo principio de conducta profesional. “A mí se me pidió declarar ante una comisión de investigación y expuse que tales anomalías eran la típica expresión del hecho de que la CIA estaba en vías de poner al periódico bajo su control”, dijo Landis.
Al relatar la metodología de la CIA para apropiarse de los medios sostuvo que “lo primero que hacen es promover a los propietarios de los periódicos a la Junta Directiva de la Inter American Press Association. En su nota del 26 de diciembre de 1977, citaba a un miembro de la CIA que definía “a la IAPA como reservorio para las operaciones dela CIA”.
Eso mismo sucedió en los años 40 con la creación de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que se conformaría con los dueños de los periódicos más importantes, que quedaron bajo el escrutinio de las oficinas de inteligencia norteamericanas.
Es muy importante citar cómo se manejaban noticias de las que normalmente no se hubiera ocupado ningún periódico conservador en el mundo. Por ejemplo, decía Landis: “La página titular se encuentra llena de historias como violencia, caos, crisis prolongada, acontecimientos sobrenaturales, augurios celestiales, muertes, historias terribles sobre víveres, animales domésticos, niños que acusan a sus padres y tantas otras. Pero la diferencia consiste en que después de creada una atmósfera de tensión, esta situación es cargada al gobierno: en primer lugar por la ideología que representa ese gobierno (socialismo) y luego por el propio gobierno.
Esto sucede primero taimadamente, luego, explícitamente. Primero, con humor, con terror. Primero con amenaza de muerte y luego con la desaparición física”.
En ese entramado “los ataques a miembros del gobierno suceden como en una partida de ajedrez en donde se llega primero a los peones, preparando el terreno para eliminar al rey”, añadía Landis. En este sentido, recordaba que en Chile en los primeros momentos de la guerra psicológica contra el gobierno de Salvador Allende no hubo agresiones directas contra el presidente. “Antes se comenzó con todos sus ministros que, separadamente, fueron ridiculizados, aislados, desacreditados e incluso forzados a renunciar”.
La presentación de las noticias revelaba también la forma en que se editan las fotografías y titulares, ligándolos a hechos terribles que suceden en el mundo, para confundir al lector común, igual que se utiliza masivamente en estos tiempos, ya que en los años 90 en el esplendor neoliberal, se apropiaron de la mayoría de los medios de comunicación masivos en el mundo. Esto permitió la infinita expansión de la guerra psicológica y el entramado del terrorismo mediático se globalizó como una de las formas más avanzadas de la guerra de baja intensidad en el siglo XXI.
Es importante conocer la historia de esta forma de guerra en los medios para entender lo que hoy está sucediendo en nuestros países.
[1] Fred Landis es un estudioso chileno de la Universidad de Illinois, que investiga la intervención de la CIA en Chile a través del control de los medios de comunicación chilenos.
[2] Landis, Fred, Cover Action, Bulletin Nro.16, 1982.
Este texto forma parte de Evo en la mira. CIA y DEA en Bolivia, Editorial Punto de Encuentro.
Conclusión: Quien nomina, domina.
Excelente nota. Gracias
Excelente nota!!, importisimos estos niveles de exposicion de tales operatorias, porque debemos incluir dentro de esta guerra por otros medios, el intentar destruir, por todos los medios posibles, nuestra capacidad analitica para develarlos.
Muchas gracias!!
Insistir sobre esto nunca es suficiente.
Hace ya casi una década defendimos un ensayo, en México con el que intentábamos subrayar la excepcionalidad positiva del periodo virtuoso que había atravesado América latina y, además, poner en perspectiva la magnitud del peligro que se avecinaba. Decíamos, literalmente, que el escenario era el de una guerra y que sería un error denominarla como de “baja intensidad”.
La triple alianza conformada por el poder político concentrado, el poder judicial y los medios de comunicación (poderes fácticos que, entre otros aspectos no menos tenebrosos, coinciden en no tener que pasar por el incómodo cedazo de la voluntad popular) habrían de ser impiadosos en la sistemática destrucción de todo vestigio de interrupción de su insaciable voracidad.
La Dama de Hierro (metáfora metálica con la que se conocía popularmente a Margaret Thatcher), preguntada en 2002 en una cena organizada por Conor Burns, miembro del Partido Conservador, sobre cuál creía que era el mayor logro de su carrera política, contestó: «Tony Blair y el nuevo laborismo. Obligamos a nuestros oponentes a cambiar su forma de pensar». Y remataba su reflexión con una sentencia que despejaba toda duda: “La economía es el método, pero el objetivo es cambiar el corazón y el alma”.
Casi una década después, aquí estamos, con la sangre derramada de esta guerra sobre los cuerpos de los más indefensos, su brutal genocidio por goteo, la rabia apretada, y pálida la esperanza que laboriosamente zurcimos con los jirones que nos quedan de ilusión
Son muy pocos los que analizan la manera y procedimientos del poder real en los medios de comunicación, así como la arraigada historia de éstos.
Gracias por estas notas. Nos toca a nosotros continuar deconstruyendo estas armas de guerra.