Estamos ante un trabajo importante, fresco y distinto. A pesar de lucir un título tantas veces emprendido sorprenderá a lo largo de su lectura por su originalidad, exactitud y minuciosidad. Una obra, nutrida por la navegación tormentosa de una vida dedicada a la política, con estudio y práctica. No es literatura ni inspiración: es anécdota y compromiso, es contribución y advertencia: es militancia. No le falta chispa ni poesía. Diríamos que hasta es divertido. A veces parece realismo mágico, pero es crudo pragmatismo.
La obra cursa en una Argentina cuando al eclipsarse el peronismo impera la impunidad sin límites ni valores. Donde una lumpenburguesía terminó pariendo un lumpen gobierno sustentado por un lumpen pobrerío. Momentos de desafío a la fe. Yo la hubiera titulado “¿Qué será de nosotros?” Una vez más el peronismo agoniza, aunque esta vez huele a enfermo terminal, aunque los milagros existen. Quiero un anillo como el de la metáfora del sabio oriental que diga “Todo pasa”.
El de Marcelo, quiéralo o no él, es un trabajo enorme y exhaustivo que acrecienta nuestra desnudez frente al crepúsculo de lo que fue la luz que iluminó durante 70 años los caminos de la militancia política y social del movimiento de masas más poderoso de Latinoamérica.
Se lo definía en tres palabras: “combatiendo al capital”. Consigna cardinal del peronismo transó en “negociando con el enemigo”; derrota es cuando te gana el otro y lastima; esta vez se parece más a una plácida rendición. Por ingenio de comunicadores, sociólogos y políticos que le huyen al compromiso se reemplazó la soberbia síntesis de la marchita por el descafeinado: “el amor y la igualdad”. Que no está mal: sirve para juntar y guardar bien cuidadas la ética y el principio liminar de toda meditación sobre la justicia social. Pero los resultados están a la vista.
Hubo un peronismo que muchos vivimos en sus mejores épocas, no el que hoy sufrimos. Pero no por esa desnaturalización el peronismo dejó de ser el enigma que devela a pensadores de diversa calaña en todo el mundo. Eso sí, fue el más auténtico de los antagonistas históricos argentinos de las clases dominantes y, si así lo preferimos, la representación política de los trabajadores en la lucha de clases. Lo guardaremos en la memoria para probar de ser felices otra vez algún día.
No es que Koenig aspire a responder aquí y ahora a la pregunta ¿qué es el peronismo?, no. Ese es un interrogante que seguirá siendo insondable; no tiene arraigo en el tiempo y se desencaja de todo cartabón, esquiva las explicaciones fáciles, innova, se desplaza, se transforma, forja el conjunto de todo lo existente, construye su propio cosmos y se recrea a sí mismo para regirlo. Y ¡ojo! No tiene una pizca de mesianismo: es un ser que goza de plena libertad y autodeterminación, y no obliga a nadie a nada: “Quien quiera oír que oiga, quienes quieran seguir que sigan: mi empresa es alta y clara mi divisa, mi causa es la causa del pueblo. Mi guía, la bandera de la patria”. ¡Qué lejos suena semejante invocación!
El peronismo cualquiera sea hoy día (el de los Pichetto que aparece con mayor apetito de un futuro alvearismo, o el que sigue mirando hacia atrás residuo de lo que fue el kirchnerismo, o el del autoritario Moreno o el de un muchachito audaz llamado Grabois y otra abundante variedad de alternativas de calidad no menores) ni siquiera es resabio, achaque, menoscabo de aquel peronismo que conquistó las mayorías populares y enamoró a la juventud. ¿Cuál es el verdadero? No existe; está en agraz: ese es el peronismo que intenta reflejar la obra que estamos comentando.
Nos llena de fundamentos, de inquietudes, de nuevas preguntas y de dudas: justo las necesarias para seguir indagando sobre el devenir de la historia argentina. Que no puede prescindir del corpus que el peronismo provee como pavimento histórico de todos los mañanas. Datos que dan una dimensión ciclópea al trabajo. Porque, a la vez que Koenig analiza un actor político real, provee pistas, ideas, parámetros y una extendida serie de recursos dialécticos e ideológicos para imaginar el renacimiento de un futuro ciclo de emergencia del movimiento nacional, popular y revolucionario en la Argentina.
Hay una explosión de inconformidad, de incomodidad, de desapego, de desamor, de rebeldía sin causa, de violencia. El liberticidio que instaló Milei es nuestra negación. Leer la conmovedora exposición de Koenig es experimentar un sufrimiento gigantesco y alevoso. ¿Qué será de nuestra patria y de su pueblo? Triunfó el egoísmo, la obscenidad. Se abre el camino hacia la guerra de pobres contra pobres en beneficio de los ricos. La orgullosa y potente Argentina es un apéndice miserable del imperio occidental.
Conjeturar el esfuerzo y la dedicación que evidencia la producción de este trabajo convoca a saludar a un bravo Koenig y su capacidad de deliberar en completa libertad de credos y aproximarse sin anestesia a verdades atroces. Porque de los términos del título que eligió, lo más certero hoy por hoy son los signos de interrogación que encierran la palabra peronismo. Y sólo atreverse a solfear su defunción nos expone a algo así como una caída libre al vacío, desde lo más alto posible de concebir. Esa elaboración es un escenario de hecatombe. Sin embargo, desde la perspectiva política de este infausto presente consentimos compartir el dolor y la incertidumbre. Sin peronismo, la vida no vale la pena ser vivida. Y esto no es dogmatismo. Es, simplemente, ponerse en el lugar de los pobres, de los necesitados. En rigor, la obra no tiene el título correspondiente: es una manera, una tentativa de nombrar el recóndito espíritu de la tierra. Es umbral y entrada a cierta pero vasta interpretación del peronismo, desde fecundos ángulos. Apenas.
Koenig no deja de abrir una ventana al sol, por inevitable; está en el aire viciado de la realidad política argentina actual porque la vida sigue, aunque nadie arriesga cómo salir de la encerrona entre un capitalismo bandolero y un sistema político innoble. Pesadumbre mayúscula no de una decadencia que apenas la obra podría registrar, sino del riesgo final de estrellarnos y de enterrar la Patria (con mayúsculas), que el autor esquiva. ¿Qué quedará del ecosistema que Marcelo nos ofrece? La duda siempre es fructífera. Material de trabajo para pensar el nuevo país.
Koenig habla de un peronismo íntegro, ileso; y hasta invulnerable. ¿Qué otra posibilidad cabe cuando hay que defenderse? El peronismo que él evoca es una singularidad universal que hace al ser argentino irrepetible y misterioso, pero no eterno: ¿se reformulará, se resignificará, continuará, se transformará, se acabará quizás y la Argentina será descuartizada y consumida por la historia?
Para ganar, primero perdimos, enseña el arrabal. ¿Qué se viene?
No será fácil descular este presente ignominioso, lector. Los peronistas somos humildes en la victoria y generosos en la derrota. Pero no regalamos nada. Y Marcelo nos está ayudando. En fin, nos entrega un saldo gratuito de su aprendizaje y vocación de servicio.
“Nuestra patria, más que en el pasado, está en el futuro y se teje de recuerdos y con la tela sutil de los sueños”, todo eso que reza don Arturo Jauretche en su aforismo está contenido, escarbado y cuestionado en el texto de Koenig.
Entonces, es preciso reafirmar una y otra vez que no entender el peronismo implica una dificultad insuperable para entender la argentinidad, la Nación y su integridad, la de su territorio y la de su gente, desde el indígena al cabecita, el gringo, el morocho y el blanco. Y en ese camino Koenig se anima a más: procura alcanzar la estatura de un Simón Rodríguez para encontrar la naturaleza del ser americano que también los argentinos somos. Ni un ápice de copia: pura invención la de él, rumiar y crear. Sí, así llega al fondo; da suelo para pisar y tomar impulso hacia arriba. Lo de Mao: salir del pozo tirando de nuestra coleta. Lector: saque sus propias conclusiones.
Koenig ha parido un clásico que, si no lo valoramos ahora, lo consagrará el futuro. Pinta con paleta virtuosa a un formidable rebaño que, a la vez, lo pinta a él, desde su propia experiencia. Así, leyéndolo, nos leemos. Pensándolo nos pensamos. A veces con ternura; a veces con emoción; siempre con esperanza, nunca con rencor. Felices del hallazgo de vivir para servir y ser mejores peronistas.
Seguramente Marcelo no coincidirá conmigo en que el libro hubiera merecido un nombre que acredite los pergaminos de una reflexión filosófica de gran altura, de una aventura epistemológica científica y audaz, con honduras místicas y apelaciones corajudas a la historia profunda de los pueblos de nuestramérica.
Recuerdo al respecto que cuando en 1980 llegué exiliado a México la mexicanidad se me reveló como la mayor de mis perplejidades. Un cumpa me auxilió recomendándome una lectura: “El laberinto de la soledad”, de Octavio Paz. ¡Qué título! Dos palabras preñadas de misterios y profundidades, de sonoridades cultas y presuntuosas. Fue un libro imprescindible para iniciar el intento de entender el espíritu y convivir con los naturales de aquella tierra milenaria, azteca, criolla, morena y blanca. Objetivo felizmente tan jamás logrado como el propósito de explicar peronismo.
Sin la rimbombancia que los intelectuales presuntuosos sugieren con los títulos de sus obras, con palabras más modestas y exactas, Koenig produce una obra tan imprescindible de profundidades y alcances tan principales como aquel ensayo hoy famoso. Pero no aspira a sumarse al parnaso progresista de la intelectualidad léida, erudita y civilizada. El futuro lo dirá. Si la academia abre sus puertas a lo genuino de una cultura nacional y popular, lo merece.
Implícitamente, el texto de Marcelo hace del peronismo verbo, porque no es predicado sino acción: estimo que sin proponérselo crea la acción y el efecto de peronar y peronizar. Era necesario hacerlo. Algo poderoso, perturbador, excéntrico y, aunque no tangible, efectivo y hasta práctico: el peronista es siempre un asunto situado pero no quieto en tiempo y espacio, dinámico, rompiendo, abriendo trochas, estableciendo mayores márgenes.
Tenemos costumbres ordinarias. Ahora es momento para peronear –licencia para el neologismo- y a cada rato nos estamos peronizando. Una jubilosa usanza. Mañana es hoy. Para fundar nos van a necesitar.
Entonces leer Koenig hace falta. Apela sensatamente, con todo su entendimiento, a entregarnos una herramienta de análisis conceptual: un manual de batalla, filosofía y epistemología peronistas; pocas páginas de pura labor teórica necesaria. Entiende al peronismo como una cosmogonía: lo remite al origen inescrutable del infinito y a la humanidad cotidiana de mortales en batalla. Aunque todo en el texto aquí prologado es sencillo no es fácil.
El autor no tiene la culpa: el peronismo es inagotable e inabarcable. Elogiémoslo: es preámbulo y oración; es sujeto y predicado. Es peronismo explícito e hipotético. Problemático y factible. Es virtud y lacra. Es error y acierto. Es locura y prudencia. Es verdad y mentira.
No existe, que yo conozca, ningún trabajo que aborde el peronismo desde la diversidad y cantidad de perfiles, sentidos, entendidos y pensados, hechos e imaginarios aquí abrazados.
Mérito: ordenar las ideas. La literatura peronista está llena de grabaciones y videos de conversaciones inteligentes y graciosas y de artículos y notas ambiciosas con poco rigor intelectual y de pretenciosos ensayos académicos parados en la cumbre de la torre de cristal. Hoy, por fin, arriba un método científico aplicado al análisis del peronismo. Discernimiento y esencia, raciocinio y entraña, donde campea la Pacha Mama. Genio, cuna y humor.
Es un libro, hoy de reserva, para examinar/nos. Mañana será vanguardia, documento. Existirá, como testimonio y prueba del mensaje de un protagonista quizás más allá de lo que perdure el propio peronismo.
Entonces. No lo tiremos a la lujosa olla de las publicaciones oportunistas de conmemoración del 50 aniversario de la muerte del más grande argentino de todos los tiempos, eminente organizador de la realidad argentina: el ser supremo que en nuestra religión laica y social es considerado hacedor del universo real (de abuela mapuche) de la patria, el mesías emancipador esperado. Ni fundador ni demiurgo, divinidad o ente: sujeto y objeto del peronismo: Juan Domingo Perón. Ahora a 50 años de su desaparición, es letra viva.
¿Lo problematizamos? No. Lo glorificamos. Ya basta.
Hablemos de nosotros, los peronistas. Lo de Koenig no es hagiografía. No habla de Perón ni de su partitura, sino de su odisea. La nuestra. La que elegimos. La que practicamos. La que nos llena de orgullo y nos expone alegremente a los peores riesgos: ¡la vida por Perón!
Marcelo habla del peronismo en la vida política argentina, que es tan complicado como describir la atmósfera que protege al planeta: modera el clima; lo hace cálido o gélido, amable o agresivo, irritado, ofuscado, mal educado o circunspecto.
¿Entenderlo? No es el propósito.
La cosa es vivirlo. O sufrirlo. Además gozarlo, sin culpa ni retribución: pura entrega.
Eso es este libro. Causa y efecto de ser peronistas: de amar a los demás; de ser buenos.
Un trabajo que recién empieza y dará frutos a futuro. Porque en la coyuntura argentina política del 2024 la pregunta de fondo es: el peronismo ¿está vivo, luce lozano, cachuzo pero vital, enfermo terminal, ganando o muriendo?, o sea: ¿vive, resucita o murió?
¿Qué dispondrá la historia?
¿Cómo sería un mundo sin peronismo?
Marcelo Koenig, ¿Qué es el peronismo? Editorial, Cooperativa Editorial Azucena 2024
Es un tema fundamental el Peronismo hoy y su.proyección revolucionaria. En un momento de rearme del Peronismo de Izquierda, que tiene como eje al Kirchnerismo y aliados con el liderazgo de Cristina. Tres acontecimientos: 1. La publicación de Argentina, tercera crisis de Deuda. 2. La intervención de Cristina en Comodoro Py, desnudando el encubrimiento de los autores intelectuales y financistas del intento de matarla. 3. La reunión solicitada por dirigentes sindicales con posición de lucha, reafirmando el liderazgo de Cristina. Por supuesto debo esperar la publicación para conocer la obra del autor. El prólogo no hace referencia al rol del Kirchnerismo ni de Cristina. Tampoco sobre el daño que provoca la derecha peronista. Ahora es fundamental que Nicolás Maduro en Plenario de líderes del PSUV, gobernadores, líderes de las Comunas, haya presentado el libro, leído públicamente párrafos, comparando al rol del Estado en el Peronismo con la idea de la Revolución Bolivariana Chavista.