Avión negro charló mano a mano con Mónica Macha, diputada nacional del partido Nuevo Encuentro (bloque FDT-PJ), sobre su agenda legislativa y el feminismo.
¿Cuál es el balance que hacés del último encuentro plurinacional de mujeres que se realizó este mes en San Luis?
Creo que tuvimos un encuentro muy bueno. Recuperamos este espacio interrumpido durante la pandemia, obviamente. Recuperamos un proceso y una tradición del feminismo y del transfeminismo plurinacional en nuestro país. Entonces, como primera cuestión, rescato el poder volver a encontrarnos con compañeras y compañeres. Después, el aporte de los encuentros en las instancias de los talleres y con la discusión de la agenda del feminismo y del transfeminismo, que por un lado es poder darle visibilidad a distintas temáticas o distintas problemáticas que entre las compañeras y compañeres definimos que son importantes. Además, buscando las estrategias para que esos temas o esas situaciones se pueden desarrollar en cada provincia del país como parte de esta agenda política y como parte de un activismo. Así que en ese sentido, yo creo que hemos tenido un muy buen encuentro y creo que también se va profundizando esa vertiente plurinacional que para mí es fundamental, sobre todo en estos tiempos. Resultado de esta profundización fue la definición de que el próximo destino para el encuentro del año que viene sea Bariloche.
Como legisladora y militante feminista, ¿cuál es la agenda especifica que estás trabajando y sobre qué temas en particular pensás avanzar durante tu mandato?
Hay varios proyectos que están vinculados al tema de violencia obstétrica. Por un lado estamos proponiendo la creación de las casas de parto, que es un dispositivo diferente a la hora de levar adelante de bajo riesgo, súper articulados con el sistema de salud. Buscamos es que se pueda discutir en nuestro país el proceso y la situación de los partos en la Argentina, a través de instancias que sean mucho más saludables y contenedoras para las mujeres y personas con capacidad de gestar. Nos parece importante ubicar esa situación como una práctica acompañada por la justicia social, o sea, que un parto de esas características no sea solamente la posibilidad para aquellas personas que lo pueden financiar, sino que sea una política pública financiada por el Estado. Por otro lado, tenemos muchos proyectos de capacitación para las personas integrantes de los equipos de salud para prevenir la violencia obstétrica, para buscar esas prácticas saludables y ponerlas en discusión con los propios profesionales.
El otro esquema es el trabajo en salud con los cuerpos gordos, o sea, cómo se incorpora en la formación la diversidad corporal y que esto después repercuta en la atención. Hoy tenemos una atención que es muy discriminante para con los cuerpos gordos. En el mismo sentido, también necesitamos en los proyectos vinculados a la formación de los equipos de salud, acciones sobre la atención de las personas travestis y trans.
En ese marco también, estamos trabajando además con el proyecto de regular la actividad de las cuidadoras domiciliarias y el de las licenciadas en obstetricia para actualizar este ejercicio profesional.
Por otro lado, tenemos una agenda muy amplia sobre el abuso sexual en la infancia y la adolescencia. Venimos haciendo un trabajo muy articulado con distintas organizaciones y constituimos una mesa nacional contra el abuso sexual en las infancias y adolescencias. De ahí van saliendo distintos proyectos de leyes que necesitamos para poder generar un marco normativo en el cual el poder judicial tenga menos espacio para cometer errores o arbitrariedades que puedan generar daño.
Tenemos otros proyectos que están vinculados a cómo incorporar las lenguas indígenas. Esta garantía que está en tratados internacionales a los que Argentina adhiere pero que no se está cumpliendo. Estamos pensando y llevando adelante esa discusión en el marco de la legislación nacional.
En el contexto surgido a partir de la marea verde, el NI UNA MENOS y la aprobación de la IVE, ¿cuál consideras que es el lugar hoy de la agenda feminista dentro del conjunto del movimiento popular y qué tensiones aparecen allí?
Sobre la situación del feminismo dentro del campo popular, creo que tiene su lugar. Tengo la oportunidad de escuchar a las promotoras de salud de distintos barrios del país —porque estamos laburando una ley vinculada a salud—, y lo que escucho es que el feminismo popular está totalmente arraigado, presente en los discursos y las prácticas de las compañeras y compañeres. Me parece que hemos logrado, después de tantos años de militancia y activismo, ser parte de ese feminismo y transfeminismo internacional, con nuestras características también, con nuestra idiosincrasia, como militantes argentinas y argentines. Pero también creo que dentro de este gran movimiento que es el feminismo y el transfeminismo, logramos recortar lo que implica una práctica popular, un feminismo popular, que pueda estar atenta a las demandas de las compañeras y compañeres en cada barrio. Obviamente, para nosotras es central manejarnos con el concepto de “interseccionalidad”, un concepto que nos permite abarcar las consecuencias de la articulación de las distintas desigualdades donde están esa desigualdad social, el racismo social y la desigualdad de género.
Nosotres venimos incorporando a nuestra agenda la discriminación por discapacidad o por cuerpos diversos. Entonces, creo que el punto también es cómo, a la hora de militar una causa o a la hora de acompañar a las compañeras, esta interseccionalidad está presente. Esto pone en evidencia distintas problemáticas y la necesidad de distintos abordajes.
Me parece que también tenemos un punto central a la hora de pensar la articulación entre feminismo y movimientos sociales. Obviamente que esto produce tensiones, a veces muchas, el interior de nuestros espacios. En términos generales, los ambitos partidarios y los movimientos sociales tienen una marcada construcción misógina, verticalista y eso genera muchas tiranteces. O sea, mientras el feminismo se toma solo como un discurso, no jode; pero cuando el feminismo y las compañeras que están militando toman el feminismo como una bandera, empiezan a tensionar porque quieren otro nivel de participación, porque quieren estar en la toma de decisiones, porque además quieren plantear una línea y una orientación de las políticas y las prácticas, y esto claro que produce tensiones.
Me parece que en eso está la riqueza de que podamos ir transformando nuestras organizaciones en organizaciones feministas. Cuando nos planteamos esto, siempre lo estamos planteando en procesos sociales, culturales, políticos e históricos que permitan mayor integración, mayor inclusión, que permitan también poder comprender los ejercicios y las libertades de las personas, sus decisiones, sus deseos y visibilizar situaciones que hasta el momento se iban sosteniendo pero hoy las vemos y las entendemos como injustas; y ni hablar de todas las situaciones que implican el acoso a las compañeras y compañeres, que es algo muy presente y que tenemos que erradicarlo de nuestros espacios.