Por Alejandra Arce* | 8M Ocho Miradas frente a la austeridad
En una Argentina donde la perspectiva de género se abrió paso a través del movimiento feminista que supo unirse en pos de causas comunes como el Ni una menos y el #8M, aún hoy algunos de sus objetivos siguen siendo deudas urgentes que deben ser escuchadas y atendidas por toda la sociedad y, especialmente, por la clase política y el Estado. Sin embargo, el extendido proceso de institucionalización de los feminismos que avanzó en la nación, en varias provincias y municipios desde diciembre de 2019 marca un quiebre desde el que repensar lo pendiente. En este artículo recorremos la experiencia más austral de una política pública feminista.
Institucionalización feminista y austral
Al sur del sur, en el municipio de Río Grande de la provincia de Tierra del Fuego, la igualdad entre los géneros y la erradicación de toda forma de violencia también representan un gran desafío. Por eso, el gobierno municipal encabezado por Martín Pérez creó la Secretaría de la Mujer, Género y Diversidad como primer paso hacia la institucionalización. Pero como no hay un manual o un protocolo que establezca cómo hacerlo, lo que ordenó la tarea fue la vocación de estar cerca para captar demandas y atenderlas. Así se crearon sedes de atención ciudadana; material de promoción de derechos y de prevención; se organizaron equipos interdisciplinarios para el abordaje de los casos críticos y redes con los demás organismos para dar un tratamiento integral. En todo momento nos capacitamos para ser más y mejores efectoras de estas políticas públicas.
En este devenir advertimos que el fortalecimiento de la independencia económica de las mujeres y las diversidades resulta un aspecto fundamental a resolver para encaminarnos a construir una sociedad más igualitaria y libre de violencias por razones de género. De hecho, el movimiento de mujeres en Argentina le viene dando centralidad a los asuntos económicos en la agenda feminista, desde el trabajo hasta la deuda externa. Sin dudas, entre estos asuntos, la autonomía es un tema central e implica que cada persona tenga la posibilidad de generar y hacer uso de recursos, de disponer libremente de su tiempo, de alcanzar su pleno desarrollo y de participar activamente de la vida pública (CEPAL, 2016). Esto incluye la capacidad de las mujeres de generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los varones. Y, por tanto, disponer de lo necesario para romper con situaciones asimétricas o violentas, así como para realizarse.
Asumiendo al Estado como un rompehielos que abre el paso con acciones tendientes a construir con igualdad, a reducir hasta eliminar asimetrías y a crear las bases necesarias para una ciudad más solidaria y justa, es que desde la Secretaría buscamos identificar y atender las demandas de las mujeres y las diversidades, especialmente de aquellas en las que se cristalizan muchas vulneraciones.
El trabajo para dar vuelta la historia
Si el derecho al trabajo genera dignidad, el Estado debe garantizarlo. Pero, ¿cuál es el rol de las mujeres en el mundo laboral? Advertimos que la participación femenina se concentra en sectores de menor productividad, de mayor informalidad y, por tanto, de salarios más bajos, limitando su solvencia económica. Sabemos que se trata de una realidad que se repite en todas partes, pero también reconocemos que las alternativas que se configuran en otras provincias no siempre son factibles en esta isla al sur del sur. Por ello iniciamos la gestión con el Programa “Mujeres Emprendedoras” que garantiza el acceso a herramientas e insumos para apuntalar el desarrollo económico de quienes eligen emprender, priorizando a las adultas mayores, discapacitadas o en situación de violencia: empezar por las últimas dentro de las que aún no tienen parte. Encontramos que esta vía suele ser una opción para muchas ya que, además de ser una forma de autoempleo, genera ingresos rápidos y permite seguir cumpliendo con las tareas de cuidado y reproducción en los hogares.
En este camino ampliamos el programa y sumamos instancias de capacitación constante en nuevas técnicas para cada rubro, así como de organización de espacios de comercialización y de promoción de instancias asociativas con el horizonte puesto en la construcción de una autonomía que reconozca que el destino individual se realiza en un plano colectivo y en la relación con el Estado. Río Grande tiene dos historias significativas para vislumbrar la potencia de la institucionalización, de las políticas de acompañamiento que se traducen en que no estamos solas.
Norma Johansen se acercó a la Secretaría. Necesitaba una máquina de coser para reforzar las costuras de las prendas que confecciona, ropa interior XL sexy e inclusiva, cosa que no abunda. Se trata de un proyecto local que nació por la falta de talles para cuerpos diversos y que tiene un estilo innovador. Norma comenzó a dictar talleres para otras emprendedoras que se dedican a la costura y fue parte de la Expo Estética, de la que participaron muchas casas de ropa y modelos con cuerpos no hegemónicos para repensar la belleza.
También la Cooperativa Manos a la Obra, que surgió de un grupo de mujeres con necesidad de trabajar en los barrios informales. Desde el Estado municipal acompañamos este proceso y hoy trabajan realizando obras públicas locales. Son cerca de 17 mujeres que planifican sus tareas, resuelven los días y los cuidados de sus niñas y niños para poder cumplir con su empleo. Además, desde la Secretaría sostenemos un diálogo constante que hoy nos permitió avanzar con financiamiento en herramientas e indumentaria de trabajo apta para las condiciones climáticas tan adversas de nuestra Patagonia, así como atender el paro de la veda invernal. Nuestro rol es fundamental en tanto que se trata de un sector masculinizado que requiere de estos recursos, así como capacitación en técnicas y materiales.
De cara a nuestro cuarto 8M en el municipio de Río Grande, reafirmamos el compromiso de trabajar para que haya trabajo y así una vida que vale la pena ser vivida; para seguir apuntalando el desarrollo económico y la autonomía; para atravesar todas las áreas del Estado con una perspectiva interdisciplinaria que nos permita seguir construyendo una comunidad más justa, solidaria y diversa. Aquí, desde el punto más austral del país, seguiremos esforzándonos para lograr la añorada igualdad.
*Secretaria de la Mujer de Río Grande, Tierra del Fuego.